El comunicador, específicamente el periodista, es el encargado de hacer llegar un mensaje a los diversos miembros de la sociedad, diferenciados por creencias religiosas, posición social y preferencias políticas. Su responsabilidad como el encargado de dirigirse a toda nación multicultural es tratar de guiar o por lo menos orientar a las masas, utilizando para ello su raciocinio y capacidad de análisis.
Su preparación profesional y la privilegiada cercanía con el acontecer nacional le da una posición única para ser capaz de comprender lo que otros no pueden inferir, a menos que cuenten con la asistencia del comunicador, el cual nunca debe guardarse para sí mismo aquellos de detalles de relevancia social.
Para lograr su cometido, tiene a favor al alcance que han tenido los medios de comunicación, gracias al avance de las tecnologías como la televisión y el internet. Por medio de ellas, su mensaje puede ser captado de forma dinámica por un público cada vez mayor. Pero también es mayor su responsabilidad como comunicador de la verdad, especialmente en una era donde los medios cuentan con el mayor porcentaje de credibilidad entre las personas.
Gracias a este alcance obtenido por los medios, los comunicadores se han convertido en los últimos años, no solo en guías sociales, sino en verdaderas armas capaces de administrar el pensamiento de una gran parte de la población. Eso pone a pensar en el cuidado que se deben tener de los mismos medios, pues el contenido de sus mensajes está directamente relacionado con el propietario de los mismos. Ya sea el gobierno o grandes corporaciones las que estén detrás del mensaje transmitido, siempre existirá una intención de imponer una determinada forma de pensamiento al público al que este dirigido.
No solo las personas deben cuidarse de los medios, también los comunicadores deben estar en guardia ante ellos. Gracias a la aparición de nuevas herramientas de comunicación el periodismo e incluso los gobiernos están perdiendo mucho terreno en el constante flujo de la información.
Como resultado de este avance en los medios, cada vez son más los particulares que se dedican a comunicar información, muchas veces proveniente de fuentes dudosas, lo que por desgracia y para mal de la sociedad, puede ser aprovechado por algunos individuos sin escrúpulos para dirigir el pensamiento de las personas por conveniencia propia.
Los periodistas y todos los encargados y responsables de la comunicación deben, al igual que los medios, ajustarse a los cambios que la tecnología y los usuarios de esta exigen, para evitar convertirse en solo un actor más del proceso de cambio social al que está sujeta la sociedad de manera ininterrumpida.
El desafío para el periodista tradicional consiste en si puede reafirmar su posición como proveedor de algo distintivo y valioso, para los ciudadanos y para recuperar la atención de estos. Para poder demostrar que el periodista aun es vital en el desarrollo social de la nación, este debe imponerse como agente pensante, de análisis crítico y preparado para afrontar sin temor lo nuevos reto de la sociedad.
Mario A. Rojas M.
Departamento de Relaciones Públicas
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